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Foto del escritorMonyerla Freintas

¿Las madrastras son villanas o aliadas?

Las madrastras tienen mala fama: si repasamos las películas de Disney, podemos encontrar que Cenicienta era esclavizada por una, y que Blancanieves tuvo que huir porque la suya deseaba matarla. En la vida real, puede que existan excepciones en la idea de que una madrastra sea toda una villana de cuentos. De hecho, la realidad es que pueden resultar ser unas aliadas maravillosas.


Te dejo algunos mitos asociados al rol de la madrastra:


  • Es una segunda madre: es cierto en algunos casos, cuando el vínculo y apego con los/as hijos/as de la pareja se ha establecido de forma positiva y segura. Lo frecuente es que las madrastras resulten ser compañeras de una de las figuras parentales, y lo que corresponde es apoyarle en su rol, no sustituir a nadie. Por eso, se deben respetar los límites con respecto a la administración de disciplina y establecimiento de normas en el hogar, aspectos que corresponden a la madre o padre. Si la madrastra desea realizar alguna observación o dar una sugerencia, lo pertinente es que lo hable directamente con su pareja. Si por alguna razón debe hacerlo, siempre con respeto y empatía.

  • Habla mal del o la ex de su pareja: aunque esto puede ocurrir, en mi experiencia quien falla en este aspecto de hablar mal de su compañero/a parental es el padre o la madre de sus hijos/as. Esto es nocivo para los/as niños/as. Si eres madrastra, asegúrate de dirigirte siempre con respeto hacia el compañero/a parental.

  • Odia que su pareja pase tiempo con sus hijos/as: es normal que cuando una relación de pareja inicia, deseemos pasar la mayor parte del tiempo con esa persona que amamos, pero si es padre o madre, es fundamental comprender que sus hijos/as son una prioridad y que debe invertir tiempo, y la verdad es que muchas madrastras lo comprenden a la perfección.

  • Tiene derecho a opinar sobre la convivencia y manutención de los/as hijos/as de su pareja: aunque resulte polémico, esto es falso. Las madrastras pueden opinar cuando algo les afecta en la dinámica con su pareja, sin embargo, las visitas y manutención de los/as hijos/as de esta son responsabilidad exclusiva de sus progenitores/as.

Después de analizar estos mitos, alguna madrastra pudiera pensar que no tiene derecho a mucho en lo que respecta a los/as hijos de su pareja y que no vale la pena invertir tiempo en una relación con una persona que ya es pa/madre. A pesar de esto, muchas personas que han desempeñado el rol han descubierto que aunque existen retos, también puede resultar gratificante vincularse con niños/as que al recibir un trato amoroso y respetuoso, serán recíprocos/as.


Ten presente si deseas iniciar una relación con una persona que tiene hijos/as, no debes interferir en esta dinámica, pero sí puedes integrarte y descubrir que puesto vas a ir ocupando en la vida de los/as hijos de su pareja.


Acércate a estos/as sin prejuicios ni expectativas, no pienses que serás una segunda madre o su mejor amiga, solo déjate llevar y descubre cómo se desarrolla el vínculo y hacia dónde se dirige el mismo. Mantén buena comunicación con tu pareja, procura conectar con sus hijos, pasa tiempo de calidad con ellos/as, trátales con respeto, empatía y consideración, establece límites que sean claros sobre cómo deseas que te traten (por ejemplo, si te agradan algunas bromas o deseas que un espacio del hogar no sea de uso común) y empieza a descubrir que ser madrastra puede ser una experiencia gratificante.


Finalmente, puede darse el caso que no desees ser madrastra, y es totalmente válido. Por eso es tan importante que recuerdes conocer cuáles son tus límites y qué tipo de relación, porque es parte de la responsabilidad que tienes contigo misma. La psicoterapia puede ser un espacio para que puedas explorar tus límites de forma segura y sin dañarte.

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