Por Olga Valderrama.
Se tiene la falsa creencia de que esa frase implica que «estás incompleta» hasta que tu pareja ideal aparezca en tu vida, que es en ese momento donde tu vida comienza a tener sentido, te sentirás completa y protegida.
En realidad complementar solo habla de «sumar algo para que se convierta en algo mejor», pero que ya está completo.
Frases como «conseguí mi media naranja» ayudan a mantener esa creencia. El mensaje indirecto es: «Si quiero ser una naranja completa, debo buscar en el afuera a la otra mitad para completarla».
El mensaje entre líneas es que somos incapaces de lograr una vida satisfactoria por y para nosotras, y que para lograrlo dependemos de otra persona que nos permita alcanzarlo.
Esta creencia le ha dado mucho auge al llamado amor romántico, donde «se me va el aire si tú no estás», «mi corazón sangra si estás ausente»… Ese amor es hermoso en los poemas, películas, canciones, obras de teatro, etc., pero ¿qué ocurre en la vida real?
Nos educaron creyendo que eso es el amor: encontrar a «tu media naranja». Nos permitieron crecer creyendo que estábamos incompletas y sin sentido. En lo personal, pasé años sintiéndome una traidora y mala persona por tener otras metas diferentes a conseguir mi media naranja. ¡Pasé años con esa lucha interna!
Un día me di cuenta de que soy una persona completa: no hay nada que me puedan aportar los demás que yo no pueda encontrar dentro de mí. Eso cambió para siempre el significado que le doy a esa frase.
Entendí que el amor nace de mí, y comienzo a comprenderlo en la práctica con el amor que me doy a mi. Soy imperfecta, tengo heridas, pero eso no significa que estoy incompleta. Para poder amar debo sentirme y aceptarme como alguien completo que puede aportar aspectos positivos en una relación, con los demás y conmigo.
Quizá la clave está en querer buscar afuera lo que puedes conseguir dentro de ti. A veces es más fácil solo buscar a la pareja ideal con la fantasía romántica de que así se acabarán todos mis temores, angustias, vacíos, etc.
El tema es que esos miedos los tienes que sanar TÚ. Tu pareja es un acompañante, no tu salvador.
Comencemos a sentirnos completas, útiles y satisfechas, así podremos amar desde el «querer» y no desde el «necesitar». Dos palabras que marcan un punto de partida muy diferente.
En el siguiente artículo hablaré de esta diferencia. Por ahora, las dejo con la idea de que deben trabajar en ustedes mismas, responsabilizarse por su felicidad, para así conseguir a alguien que complemente esa felicidad. No que la genere.
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