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¿Las expectativas son tuyas o de los demás?

Foto del escritor: Monyerla FreintasMonyerla Freintas

Actualizado: 2 oct 2021

Si yo fuera…

Si yo tuviera…

Si yo…


Las expectativas ante quiénes somos y lo que deseamos conseguir con nuestra vida a nivel laboral, personal, académico, familiar, social, amoroso, y en cualquier aspecto, pueden ser fuente de movilización y motivación para mejorar, o un peso que nos impide disfrutar de lo que tenemos en el presente. Puede que la mayoría de las personas sientan una insatisfacción en alguno de estos aspectos de su vida, o en varios, sin embargo, ¿qué pasa cuando esa insatisfacción en tan aguda que genera malestar y pesar?


La expectativa entendida como la esperanza o posibilidad de conseguir una cosa es necesaria para progresar, ahora, cuando va acompañada de ansiedad, falta de autoconocimiento y baja autoestima, suele ser una fuente de frustración. Para poder saber a dónde vamos, qué deseamos conseguir y lo que podemos lograr con base en nuestras habilidades y recursos (económicos, mentales y afectivos), es indispensable conocernos, poder identificar nuestras fortalezas y debilidades, así como saber el valor que tenemos y hasta dónde podemos presionarnos para alcanzar las metas.

No estoy diciendo que todo debería resultarnos fácil, nada que ver. La realidad es que las mejores cosas que alcanzamos son aquellas que han estado acompañadas de dedicación, esfuerzo y constancia, pero es frecuente que si logramos identificar en qué nos va bien, cuáles son nuestras habilidades y fortalezas, qué nos gusta hacer, seremos mucho más consistentes en mantener el ritmo de esfuerzo que se requiere para alcanzar nuestras metas.


Tristemente, muchas personas viven sin pasión, tratando de cumplir expectativas que les ha impuesto la sociedad (padre, madre, familia, entre otros), y no logran conectar lo que desean realmente hacer en su vida, con sus preferencias o gustos. Podemos conocer a personas que después de fallecer su padre o madre empezaron a trabajar en otra área, o revelan algún detalle de su vida que mantuvieron oculto por años, o simplemente después de separarse de sus parejas logran iniciar el emprendimientos y brillar  en lo que realmente les gusta.


Por esto, creo que es muy importante quitarnos el lastre de las expectativas de los demás, y revisar las que creemos propias para poder identificar de dónde vienen, y quedémonos solo con aquellas que no nos carguen ni nos pesen, para que esas expectativas que conservemos sean el motor que nos impulse a ser mejores en lo que deseemos hacer.


Mírate a ti misma, beauty. Apréciate en el espejo, ámate, mira cada parte de tu cuerpo como algo hermoso y valioso. Si hay algo que te incomoda, trabájalo, pero sin dejar de amarte como eres realmente. Lo mismo es aplicable a quien eres internamente: mírate en el espejo de la psicoterapia, aprende a identificar esas “partes” de ti que te hacen hermosa y valiosa, trabaja en aquellas que te incomoden, pero ámate tal cual eres.

Yo soy fiel defensora de que si no eres respetuosa contigo, si no te amas y valoras, si eres muy dura y solo ves lo que falta por mejorar, no vas a poder relacionarte con nadie de forma adecuada, ni contigo ni con los demás. El amor propio y las personas que nos rodean, nuestro entorno, son la clave para sentirnos felices y a gusto, pero todo empieza en el amor propio.


Recuerda, beauty, que si tus expectativas te pesan, empieza a soltarlas para que puedas disfrutar de lo que realmente importa: tú y tus afectos. Si te amas, vas a poder repartir y recibir más amor.


Cuéntame: ¿de qué expectativa vas a empezar a desprenderte?

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